EL MONUMENTO DE SANTIAGO Y LA INVERSIÓN EN EL LEGADO

UNA PERSPECTIVA DESDE LA GESTIÓN CULTURAL Y EL DESARROLLO COMUNITARIO

Por Yaniris Espinal, gestora social y cultural
Santiago de los Caballeros, Rep. Dom.
2025 05 09                                                                            

La reciente asignación de 60 millones de pesos para el remozamiento del Monumento a los Héroes de la Restauración en Santiago ha generado un debate que, más allá de lo presupuestario, nos obliga a reflexionar sobre qué valoramos como sociedad. ¿Estamos invirtiendo en concreto o en conciencia? ¿Vemos el patrimonio como un lujo, o como una herramienta de desarrollo integral?

Como gestora cultural y social, con años de experiencia vinculada a políticas públicas y programas comunitarios, puedo afirmar con convicción que esta inversión va más allá del embellecimiento de una estructura física. Estamos hablando de revitalizar el alma histórica de una ciudad; de conectar generaciones con su legado; de activar, desde la memoria, un motor de identidad, educación y desarrollo económico.

El Monumento no es solo un ícono arquitectónico: es un símbolo de soberanía. Erigido en honor a los héroes de la Guerra de Restauración, representa la lucha por la independencia y la dignidad del pueblo dominicano. Cada piedra de su estructura guarda la fuerza de una nación que eligió ser libre. Y esa memoria necesita ser cuidada, celebrada y vivida.

Desde mi experiencia en nuestra cultura y en la coordinación nacional de redes de formación ciudadana y cultural, he podido ver cómo el patrimonio cobra vida cuando se articula con la comunidad. No basta con restaurar el mármol; hay que activar su sentido. Hay que hacer del Monumento un aula abierta, un espacio participativo, un punto de encuentro entre historia, presente y futuro.

El museo que alberga en su interior es una herramienta pedagógica invaluable. Con una programación adecuada, puede convertirse en un espacio dinámico para escuelas, universidades, familias y visitantes. La cultura, cuando se pone al servicio de la educación, transforma realidades. Lo he vivido en proyectos comunitarios donde el arte, la lectura o la historia local han generado ciudadanía, autoestima colectiva y compromiso social.

Además, el impacto económico de este tipo de inversión es tangible. El Monumento, ubicado en el emblemático Cerro del Castillo, posee un enorme potencial como destino turístico. Su vista panorámica, su carga simbólica y su cercanía a circuitos culturales pueden dinamizar el emprendimiento local: guías turísticos, artesanos, artistas, gastronomía y servicios. Esto no es gasto público: es activación económica con sentido.

Invertir en el Monumento es, por tanto, una decisión estratégica. Es reafirmar que el desarrollo no se construye solo con cemento, sino también con memoria, cultura y participación. Es apostar por una Santiago más consciente de su valor y más preparada para proyectarse al futuro sin perder de vista su raíz.

Honrar la historia no es mirar hacia atrás: es caminar hacia adelante con los ojos bien abiertos. Por eso, como ciudadana y como profesional comprometida con el desarrollo humano desde la cultura, respaldo esta inversión como una oportunidad para hacer de nuestro patrimonio un puente hacia el progreso.